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Los Sabores en Boca del Vino

Los Sabores en Boca del Vino

Esta semana queremos dedicarla a compartir con ustedes el complejo pero fascinante mundo de los olores y sabores del vino. Es habitual entre los iniciados en el mundo del vino o entre el público no experto en general, confundir las percepciones de la nariz con la boca. Así, por ejemplo, es muy común decir que un vino “sabe” a manzana cuando realmente su gusto no es a manzana, sino que huele a manzana y tiene un gusto dulce.

Educar los sentidos es una de las grandes tareas y virtudes en la cata de vinos, y de las personas que se dedican a esta labor de manera profesional, por eso les proponemos a todos los amantes del vino y posibles futuros enólogos hacer un pequeño repaso del glosario de sabores en boca del vino, términos globales que pueden referirse tanto en lengua como en boca, tal y como proponen los expertos:

 

fase gustativa del vino en boca

 

Aguja: Ligero picorcillo, en ocasiones casi inapreciable, que se siente en la lengua producido por la leve presencia de gas carbónico. Suele encontrarse en los vinos jóvenes.

Austero: Magro, carente de múltiples matices y de carácter frutal. Puede tratarse de un vino excesivamente joven.

Basto: Vino tosco y nada elegante.

Cocido: Sensación caldosa del vino, similar a la diferencia entre una manzana fresca y una manzana al horno.

Complejo: Vino con multiplicidad de notas en boca.

Compota: Vino poco fresco, cocido, produce sensación en boca similar a las mermeladas o compotas.

Contundente: Con cuerpo. Se los suele denominar también grasos o pesados. Se suele aplicar a los tintos.

Delgado: Descarnado, desvaído o pobre.

Duro: Vino muy ácido o tánico. No confundir con un vino contundente.

Estructurado: Vino equilibrado, sentido sobre otro.  No es dulce, ni ácido, ni amargo, ni salado.

Elegante: Los catadores suelen decir que son vinos deliciosos o golosos, que piden más o piden otro trago. Son vinos estructurados y con buenas sensaciones táctiles en lengua.

Finura: Todavía más elegante.

Firme: Vinos con presencia ácida (blancos) o tánica (tintos).

Graso: Untuoso, vino que tras el trago perduran las sensaciones. Suele tratarse de vinos dulces.

Herbáceo: Sensación a elixir, boca fresca tras el trago. Vinos que presentan notas de hierba y de hojas.

Nervio: Son vinos firmes, de pronunciada acidez. Suelen emplearse con vinos blancos muy jóvenes.

Pesado: Vino con una importante presencia de alcohol que se acentúa si además tienen una baja acidez.

Precoz: Vinos que tras catarlos presentan las características típicas de un vino de edad pero no la tiene.

Profundidad: Vino que presenta un amplio abanico de aspectos antes citados.

Raspón: Hace alusión al gusto a tallos y escobajos de las cepas que se desprenden antes o durante el estrujado. Sensación a hierba verde y se aplica sólo a los vinos tintos.

Suave: Sedoso y aterciopelado, sin aristas.

Tánico: Amargo y astringente, sólo para tintos. En los blancos se suele hablar de vinos firmes o ácidos.

Vivaz: Vino firme y herbáceo, fresco, vivo y alegre.

 

Seguro que muchos de estos vocablos les sonarán porque los han utilizado alguna vez en una cena con alguien especial o en una reunión de amigos a modo cómplice y divertido de parecer todo un/a sumiller. Ahora es momento de comprobar si acertaron y al tiempo repasar la lección para la próxima cita con vino.

 

Referencias: Vinetur